domingo, 15 de abril de 2012

Capítulo V: Un trapo fumador

Se hizo el silencio. Don Tomás la miraba, levantando las cejas y esperando una respuesta, y ella se quedó paralizada mirando su diario.  Se puso roja de vergüenza. Entonces  miró hacia el camarero y disimuló con una sonrisa mientras cerraba el libro.
— Nada — dijo ella — un viejo libro que encontré por casa.
— Entiendo — murmuró el camarero con sorna — te dejo que leas ese “viejo libro”.
                Don Tomás sabía que le había, pero no se lo tomó mal. Supondría que sería algún asunto íntimo de Vanessa. Ella, tras un resoplido de alivio, continuó leyendo.  

…todo el barco. He pasado toda la mañana dando vueltas. He visitado todos los pasillos de camarotes, hasta los de los capitanes. He estado en las zonas de descanso, en la piscina y incluso en el gimnasio. Vamos, de proa a popa. No tenía nada que hacer por lo que, bueno, debía entretenerme con algo. El barco es enorme, pero no me veo todos los días recorriéndomelo, algún quehacer debo de ir buscándome.
El caso es que de paseo por la cubierta he vuelto a encontrarme con Javi, el tipo de ayer. Lo he visto aparecer de lejos y me he girado. Seguro que querría hablar de lo de ayer o disculparse o lo que sea, pero yo no quería saber nada de él. Él me vio, por lo que vino hacia mí. Volví recorriéndome el barco hasta la zona de tumbonas. Busqué una libre y me tumbé a tomar el sol. Mira, de paso que evitaba ese encuentro me ponía morena. De hecho, mi tumbona era la única sin sombrilla.
A mi lado había una mujer mayor, con un bañador de flores horroroso, que tenía una bolsa grande de playa con un montón de revistas del corazón. No soy muy de revistas del corazón, pero leer desgracias ajenas me consuela. Llámame tonta. Le he pedido una y he estado leyendo y fumando un buen rato.
Un rato después, la misma mujer me ha pedido que le devuelva su revista, que tenía que irse. Al quedarme ahí sola, me saqué otro cigarrillo y cuando me lo iba a encender alguien detrás mía dijo:
¿Te vas a fumar otro? ¿No has fumado bastante ya?
Me gire pensando que ojalá no fuera él, pero efectivamente, era él.
Si, otro. ¿También vas a regularme la dosis de nicotina que mi cuerpo debe consumir?¿Le vas a decir al camarero que me lo cambie por light?
Le contesté, de malas maneras, intentando que captase el mensaje. Pero no captó nada y se quedó ahí.
No, no, para nada. Fuma lo que quieras. Solo te lo decía porque, no sé si lo sabes, pero el tabaco te envejece la piel y la arruga... y una piel tan bonita y tan bien cuidada como la tuya no creo debiera acabar así… Aunque es tan solo mi opinión.
            Intentó acariciarme la cara pero se la giré. Tan tonta soy que no sé por qué le seguí hablando.
¿Y tú cómo sabes que está tan bien cuidada? ¿Eres dermatólogo?
Sí sé porque le seguí hablando. Sé que este tipo es un imbécil, pero también sé que nadie me ha hecho un cumplido durante los últimos cinco años de mi vida. Y él, este desconocido, si lo ha hecho. Ya no recordaba lo que se sentía.
No, lo digo porque aquí está todo el mundo en biquini y bañador y tu vas un poco hecha un trapo... no sé, si no te gusto el numerito de ayer, hoy no lo estas arreglando dijo con una sonrisa dibujada en su cara de imbécil.
En ese momento no había nadie mirándome, pero al escuchar eso sentí como si todo el barco se girara para ver mi ropa. No voy para una pasarela, pero tampoco iba tan mal. Llevo los pantalones blancos anchos y la camiseta verde que me regaló mamá.
¡Eh que te jodan! ¿Te has propuesto darme el viaje, no?
Aun tuve algo de educación y templanza al contar hasta diez. Le podía haber dicho de todo.
No mujer, no iba con esa intención...
Nada de lo que dices tiene esa intención, ¿verdad? y antes de que él dijera nada le interrumpí no me contestes, me voy. Me voy y espero no verte por aquí, y si me ves, esquívame. Mira, esa tía de ahí también parece estar sola, ves y habla con ella.
Y cuando parecía que ya estaba todo solucionado, ha llegado lo peor: aguantarlo todo el camino de la butaca al camarote disculpándose. Como un niño pequeño, rogándome que le disculpase, que no era su intención, que blabla. Patrañas. Me han dado ganas de pegarle una torta. Conforme nos acercábamos a mi habitación se volvía más desesperante. Al final, cuando he llegado a mi camarote he entrado yo, dejándole fuera. Me preguntó si podía entrar, pero no le hice caso. Cerré y desde fuera me dijo "sabes que nos veremos durante mucho tiempo, ¿que más te da hablarme o que no?". Me hizo gracia esa pregunta, no sabía si realmente tenía ganas de conocerme o de fastidiarme el viaje. De todos modos yo no le contesté. Al final supongo que se iría de la puerta.
Tras este altercado, me di una ducha. Me cogí la ropa y demás, y como no, el agua estaba fría. Empezaba a pensar que este barco estaba muy bien por fuera, pero que por dentro era todo una decepción, incluso la gente. El caso es que hacía calor, por lo que una ducha fría tampoco me vino tan mal. De hecho, cuando entré por primera vez a mi camarote, junto con la esponja, el jabón y esas cosas que ponen, había una velita perfumada. Me acordé de esa vela y cambié de opinión: me daría un baño.
Encendí dicha vela y me llené le bañera de agua fría. No era lo más placentero que había probado, pero era agradable y me ayudó a pensar en mis cosas. Como qué haría cuando llegue a mi casa, o si de verdad seguirá mi puesto de trabajo esperándome. Recuerdo que en mi depresión firme muchos papeles del trabajo y no leí ninguno, cualquiera de esos folios podría haber sido mi renuncia al finiquito, quien sabe. Rápidamente me he dicho a mí misma "no pienses en eso, piensa en otras cosas.". Entonces me vino a la cabeza Javi y pensé "joder no, Javi no". En esa discusión interna mía, acabé pensando en Roberto. ¿Qué habrá sido de Roberto? Gracias a él estoy aquí... y por su culpa estoy como estoy... en un crucero de mierda, con un curro de mierda del que me van echar y perdiendo el poco dinero que tengo en psicólogos. Ya estaba empezando a desvariar, así que me salí de la bañera. Secándome el pelo te he buscado a ti para escribirte y contarme mi PUTA vida. Bueno, creo que está bien por ahora. Me voy a comer. Si esta tarde me ocurre algo interesante te lo contaré.

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